José Luis Blázquez
CEO Alvus Wealth Tech Wisdom
CEO Alvus Wealth Tech Wisdom
En el entorno actual, el sentimiento del mercado parece caracterizarse por la incertidumbre y la cautela. Factores como el estado de las reservas de oro, la valoración de los mercados, los aranceles, la evolución de la guerra en Ucrania y datos macroeconómicos, como el PMI de servicios, generan una percepción de predisposición bajista.volátil, característico de la segunda quincena de febrero y la primera de marzo, lo que hace esperable cierta corrección.
Sin embargo, más allá del ruido informativo, el mercado enfrenta un periodo estacionalmente volátil, característico de la segunda quincena de febrero y la primera de marzo, lo que hace esperable cierta corrección.
Uno de los eventos recientes que han impactado en el mercado ha sido la caída de los índices bursátiles estadounidenses, tras la publicación de un PMI de servicios por debajo de 50, lo que indica contracción económica, junto con datos de inflación al alza. Este escenario ha generado temores sobre la posibilidad de un nuevo ciclo bajista. No obstante, para evaluar la dirección de la inflación y el crecimiento, es fundamental analizar las curvas de tipos de interés, el comportamiento del dólar y el precio del petróleo.
Desde comienzo de 2025, la curva de tipos de interés ha mostrado una caída generalizada en todos sus tramos, con una mayor reducción en los plazos medio y largo. Esto plantea la duda sobre si el mercado está descontando menor inflación, menor crecimiento o ambos factores. Las implicaciones son clave:
Para interpretar mejor esta situación, es útil observar el comportamiento de activos como Bitcoin, que actúa como un indicador de liquidez en el sistema financiero. Un alza en Bitcoin sugiere un entorno de «risk on», mientras que una caída indica una fase de «risk off», en la que los inversores buscan activos refugio como bonos del Tesoro u oro.
Adicionalmente, la política energética estadounidense juega un papel crucial. Scott Bessent, nuevo Secretario del Tesoro, ha anunciado un aumento en la producción energética de tres millones de barriles diarios, alineándose con la estrategia de la administración Trump de reducir el precio del petróleo y la gasolina. Esta medida busca estimular la desinflación y reducir costos de producción y transporte, impactando positivamente en el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Desde una perspectiva geopolítica, la estrategia económica de Trump busca fortalecer la industria nacional para competir en un mundo multipolar donde la eficiencia en la producción va a venir dada por la implantación de la IA, la automatización y la robótica para reducir costes. Se comprende ahora por qué el interés de la administración Trump por las “tierras raras” en la negociación del final de la guerra en Ucrania. Son esenciales para el desarrollo de la futura economía y donde se va a jugar la partida de ser líder mundial para las próximas decenas de años.
Por lo tanto, Trump necesita tener un dólar débil para favorecer las exportaciones americanas al exterior.
Esto implica mantener un dólar débil para favorecer las exportaciones, en contraposición a la política globalista de la administración anterior, que promovía un dólar fuerte y una economía orientada al mercado global. Este cambio de enfoque genera ajustes significativos en los mercados financieros.
En conclusión, el actual periodo de incertidumbre refleja una transición en las políticas económicas y monetarias. Aunque en el corto plazo persisten volatilidades y reajustes, una visión de largo plazo sugiere que las inversiones estratégicas en mercados financieros continúan siendo una opción rentable. La clave para los inversores radica en mantener una perspectiva objetiva y adaptarse a las dinámicas cambiantes del mercado global.